El mayor encanto de esta historia radica en su protagonista, quien con mucha gracia y determinación se fabrica un ingenioso disfraz de mariposa. Cuando los otros niños estropean sus preciosas alas y antenas, es el padre quien reconforta, alienta y ayuda a volver a empezar.
Una historia de amor y autoestima que habla de la importancia de tener alguien cerca (en este caso el papá del protagonista) que confíe y nos de aliento, incluso si se nos rompen las alas.
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